En la era de la globalización ser diseñador implica una gran responsabilidad. Hoy en día no se trata simplemente de crear un diseño estéticamente agradable y gráficamente funcional, se trata de ir más allá, de marcar la diferencia, de generar identidad. Así, todo diseñador debería realizar una investigación profunda de su entorno y su sociedad, analizar la información obtenida y entonces; a partir de esto, elaborar un concepto único que le serviría de soporte y sustento para desarrollar un diseño que responda no solo a las necesidades del cliente o usuario, sino también un diseño que proponga una identidad singular y lo posicione de manera global, tanto desde el punto de vista individual como social.
En consecuencia, podríamos afirmar que esto le otorgaría al diseñador el rol de comunicador. Pero para ser gestores de identidad los diseñadores deberíamos, primero que nada, descubrirnos. La identidad es una necesidad básica del ser humano. La identidad tiene que ver con nuestra historia de vida, que será influida por el concepto de mundo que manejamos y por el concepto de mundo que predomina en la época y lugar en que vivimos. Por lo tanto, hay en este concepto un cruce individuo-gruposociedad, por un lado, y de la historia personal con la historia social, por otro.
Reconocernos dentro de la realidad que nos rodea y a la cual pertenecemos implica conocer la historia de nuestro país, reconocer nuestra propia cultura, historia, identificarnos e involucrarnos con ella, de tal manera que podamos elaborar una gama de posibilidades, combinaciones y recursos propios que nos permitan diseñar con estilo propio, ser únicos, originales y, en principio locales, para desde aquí afrontar las exigencias de la comunicación global. La clave está entonces en diseñar identidad haciendo uso de nuestra multiculturalidad.
Un estado se define como multicultural cuando en éste convive más de un pueblo, que es lo que está sucediendo en casi todos los países actualmente por causa de las migraciones. Lo que busca la multiculturalidad es que la gente se entienda e interactúe aceptando su diversidad y no buscando la similitud, a la vez que respetando las preferencias de los individuos, sea cual sea su cultura. La multiculturalidad se da en culturas cuyo sistema político promueve la libertad y donde hay muchos grupos étnicos, apostando por la interrelación entre estos y no la creación de grupos aislados y también es la disposición para recibir información, opiniones, creencias etc. de distintos grupos sin rechazarlas o aceptarlas prejuiciosamente.
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